Munduko petrolio kontsumoa hau huNan 2009an, aurten (2017ean) are gutxiago kontsumitzen diNK munduak, datorrenean are gutxiago, hurrengoan are gutxiago, ... horrek zertara garamatza? KRISIAK AMAIERARIK EZ DUELA IZANGO errepikatzera. `Dena´ petrolioak mugitzen/ekoizten bait diNK!!
eta ba al zenekien petrolioa ekoizten diNaten ia denak urtetik urtera gutxiago ekoizten diNatela? Beren ekoizpen muturrera iritsita daudela?
[ Irudiak Investors Conundrum eta El Captor gunetik hartu dizkiNagu]
Post-Petroleum post
Peak oil, peak copper, peak iron, peak everything
Peak oil, peak copper, peak iron, peak everything
Este informe, aunque refleja aquello que los movimientos ecologistas han estado denunciando desde hace décadas, es decir, la finitud de nuestro pequeño planeta, no deja de sorprender por venir de una importante persona perteneciente a los círculos del poder económico que tradicionalmente no se han hecho eco de este problema o bien directamente lo han calificado de exageraciones.
La declaración de intenciones es clara desde el principio cuando manifiesta el (evidente para muchos) principio de que el crecimiento [rápido] no es un derecho que tengamos, es más, es matemáticamente imposible en el largo plazo, y que nuestro objetivo debe ser eliminar la pobreza grave, redistribuyendo la riqueza en caso necesario, y cambiar nuestro paradigma mental para entender que mejor calidad de vida no implica mayor posesión (o consumo) de bienes.
Nada más comenzar el informe, se hace eco de un dato demoledor, que es que en tan solo 8 años se han revertido 100 años de tendencias a la baja en las materias primas, como puede verse en el gráfico.
Desde mi punto de vista acierta totalmente con la causa de esa caída secular en los precios que se observa, que no es otro que el drástico incremento en la productividad (es decir, avances tecnológicos) que se produjeron a lo largo del siglo pasado, que superaron de largo la tasa de declive de los yacimientos. Y la conclusión lógica es que se trató de un afortunado (para los que lo vivimos) accidente histórico.
Califica de “Monetary Maniacs” a los que culpan de toda esta subida de precios a los bajos tipos de interés mantenidos por los bancos centrales y afirma que si bien los precios en el corto plazo pueden moverse por esta causa, en el largo plazo sólo las fuerzas de la oferta y la demanda pueden modelarlos.
Y razona que si realmente fuera una enorme burbuja especulativa sobre los activos ¿por qué las Bolsas están dentro de la media y la vivienda en unos sitios está cara pero en otros no? Dificil de rebatir, realmente.
“Estamos en medio de un gigantesco punto de inflexión en la historia económica” es la dramática conclusión.
En un gráfico ejemplo que este informe incluye, podemos ver tanto la imposibilidad del crecimiento económico eterno como la torpeza que tenemos las personas a la hora de captar intuitivamente este problema. Imaginemos que nos encontramos en el antiguo Egipto, en el año 3000 A.C., y que entonces tuviéramos 1m^3 de posesiones, las cuales aumentarían a una tasa que nosotros consideramos normal del 4,5% anual. ¿Cuántas posesiones tendríamos en la época del nacimiento de Cristo? Las personas fallamos estrepitosamente al estimarlo, incluso los expertos preguntados creyeron que la respuesta correcta era muchos órdenes de magnitud más pequeña de lo que es en realidad, es decir, 10^57 m^3, o lo que es lo mismo, una esfera de 1600 años-luz de diámetro, algo tan gigantesco que escapa totalmente a nuestra imaginación. Una persona caminando a un paso normal necesitaría unas 500 veces el tiempo transcurrido desde la formación de la Tierra para cruzar esa esfera de un lado a otro. Hasta ese punto es ridícula la pretensión del crecimiento perpetuo que asumen nuestros máximos líderes.
A continuación Grantham explica el modelo de agotamiento del petróleo que describió, de forma visionaria, el geólogo estadounidense Marion King Hubbert en 1956, y con el que anticipó que el pico del petróleo en los EEUU sucedería sobre 1970 (en realidad sucedió en 1971) y el pico mundial del petróleo sobre 2006. Tras el embargo de octubre de 1973 modificó sus previsiones y retrasó el pico mundial hasta 2016. Aunque realmente nadie sabe con certeza si el peak oil ha sucedido ya o no, es totalmente inevitable que ocurra, y casi con certeza será (o ha sido) dentro de los márgenes previstos por la teoría.
Un tratamiento estadístico de las series de precios del petróleo en los últimos 135 años muestra, además de la extrema volatilidad de los precios, cómo éstos se movieron en el entorno de los 16$ entre 1875 y 1973, para a continuación moverse sobre los 40$ y a partir de 2003 tal vez sobre los 75$. Lo que resulta innegable es la tendencia al aumento y, desde mi punto de vista mucho más grave, aunque esto Grantham no lo dice, el acortamiento de los ciclos, que es precisamente lo que deberíamos esperar de una tendencia exponencial.
A continuación el informe analiza otras materias primas, empezando por los metales. Se echa un poco de menos que profundice en la gravedad del problema del “precipicio energético”, aunque sí que reseña el dato de que para un 50% de caída en la concentración de las menas de cobre hace falta de “2 a 4 veces más energía”.
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Jeremy Grantham, cofundador de una de las mayores gestoras de activos del mundo, sorprendió a propios y extraños cuando recientemente publicó un demoledor informe en el que diseccionaba meticulosamente la situación de los recursos no renovables (y especialmente de la energía).
Este informe, aunque refleja aquello que los movimientos ecologistas han estado denunciando desde hace décadas, es decir, la finitud de nuestro pequeño planeta, no deja de sorprender por venir de una importante persona perteneciente a los círculos del poder económico que tradicionalmente no se han hecho eco de este problema o bien directamente lo han calificado de exageraciones.
La declaración de intenciones es clara desde el principio cuando manifiesta el (evidente para muchos) principio de que el crecimiento [rápido] no es un derecho que tengamos, es más, es matemáticamente imposible en el largo plazo, y que nuestro objetivo debe ser eliminar la pobreza grave, redistribuyendo la riqueza en caso necesario, y cambiar nuestro paradigma mental para entender que mejor calidad de vida no implica mayor posesión (o consumo) de bienes.
Nada más comenzar el informe, se hace eco de un dato demoledor, que es que en tan solo 8 años se han revertido 100 años de tendencias a la baja en las materias primas, como puede verse en el gráfico.
Identifica las causas de anteriores perturbaciones en los precios
(nunca tan grandes como ahora) y sentencia que lo que vivimos ahora no
tiene nada que ver con esos problemas, sino que es un cambio real de
tendencia.
Desde mi punto de vista acierta totalmente con la causa de esa caída secular en los precios que se observa, que no es otro que el drástico incremento en la productividad (es decir, avances tecnológicos) que se produjeron a lo largo del siglo pasado, que superaron de largo la tasa de declive de los yacimientos. Y la conclusión lógica es que se trató de un afortunado (para los que lo vivimos) accidente histórico.
Califica de “Monetary Maniacs” a los que culpan de toda esta subida de precios a los bajos tipos de interés mantenidos por los bancos centrales y afirma que si bien los precios en el corto plazo pueden moverse por esta causa, en el largo plazo sólo las fuerzas de la oferta y la demanda pueden modelarlos.
En el siguiente cuadro Grantham analiza la probabilidad de que, en
función de datos históricos, la subida de precios que observamos sea
debida a una simple burbuja especulativa, y los datos obtenidos indican
una probabilidad tan baja de que esa hipótesis sea cierta que es
realmente despreciable.
Y razona que si realmente fuera una enorme burbuja especulativa sobre los activos ¿por qué las Bolsas están dentro de la media y la vivienda en unos sitios está cara pero en otros no? Dificil de rebatir, realmente.
“Estamos en medio de un gigantesco punto de inflexión en la historia económica” es la dramática conclusión.
En un gráfico ejemplo que este informe incluye, podemos ver tanto la imposibilidad del crecimiento económico eterno como la torpeza que tenemos las personas a la hora de captar intuitivamente este problema. Imaginemos que nos encontramos en el antiguo Egipto, en el año 3000 A.C., y que entonces tuviéramos 1m^3 de posesiones, las cuales aumentarían a una tasa que nosotros consideramos normal del 4,5% anual. ¿Cuántas posesiones tendríamos en la época del nacimiento de Cristo? Las personas fallamos estrepitosamente al estimarlo, incluso los expertos preguntados creyeron que la respuesta correcta era muchos órdenes de magnitud más pequeña de lo que es en realidad, es decir, 10^57 m^3, o lo que es lo mismo, una esfera de 1600 años-luz de diámetro, algo tan gigantesco que escapa totalmente a nuestra imaginación. Una persona caminando a un paso normal necesitaría unas 500 veces el tiempo transcurrido desde la formación de la Tierra para cruzar esa esfera de un lado a otro. Hasta ese punto es ridícula la pretensión del crecimiento perpetuo que asumen nuestros máximos líderes.
A continuación Grantham explica el modelo de agotamiento del petróleo que describió, de forma visionaria, el geólogo estadounidense Marion King Hubbert en 1956, y con el que anticipó que el pico del petróleo en los EEUU sucedería sobre 1970 (en realidad sucedió en 1971) y el pico mundial del petróleo sobre 2006. Tras el embargo de octubre de 1973 modificó sus previsiones y retrasó el pico mundial hasta 2016. Aunque realmente nadie sabe con certeza si el peak oil ha sucedido ya o no, es totalmente inevitable que ocurra, y casi con certeza será (o ha sido) dentro de los márgenes previstos por la teoría.
En
los siguientes gráficos se ve cómo a pesar de los esfuerzos, de los
avances técnicos y del gran incremento de los costes de extracción, en
los últimos 7 años no ha conseguido incrementarse la producción total
de petróleo.También puede verse la decadencia imparable de los
hallazgos de nuevos yacimientos.
Un tratamiento estadístico de las series de precios del petróleo en los últimos 135 años muestra, además de la extrema volatilidad de los precios, cómo éstos se movieron en el entorno de los 16$ entre 1875 y 1973, para a continuación moverse sobre los 40$ y a partir de 2003 tal vez sobre los 75$. Lo que resulta innegable es la tendencia al aumento y, desde mi punto de vista mucho más grave, aunque esto Grantham no lo dice, el acortamiento de los ciclos, que es precisamente lo que deberíamos esperar de una tendencia exponencial.
El autor insiste en que el mercado del petróleo no se está comportando
como el típico mercado alcista, en que los inversores insisten una y
otra vez en las razones fundamentales que existen para los nuevos
precios, en su afán por justificarlos y sostenerlo, sino que se
comporta justo del modo contrario, con los inversores insistiendo en
que está sobrevalorado y que pronto bajará. Una razón más para creer
que realmente los precios están altos por razones sólidas.
A continuación el informe analiza otras materias primas, empezando por los metales. Se echa un poco de menos que profundice en la gravedad del problema del “precipicio energético”, aunque sí que reseña el dato de que para un 50% de caída en la concentración de las menas de cobre hace falta de “2 a 4 veces más energía”.
Además de este problema de empobrecimiento de las menas, nos habla del
brutal encarecimiento de los metales que, como en el caso del hierro,
en sólo 8 años ha excedido ampliamente el abaratamiento de los
anteriores 100 años.
Después Grantham toca el grave
problema de los precios de los alimentos, y en unos pocos gráficos
demoledores que se ven a continuación muestra el contínuo declinar de
las tasas de incremento de la productividad agrícola y los
espectaculares aumentos en los insumos de fertilizantes, agua y (aunque
esto último no lo menciona) pesticidas. Estos incrementos en el uso de
insumos requiere el uso de recursos no renovables, incluido el propio
petróleo, que también se están agotando rápidamente.
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El informe refleja también las
presiones que sufren los precios por el incremento en la producción de
carne y por el absurdo proceso (cuya energía neta probablemente sea
negativa) de producir combustible a partir de maíz. Desmonta las tesis
de los que defienden que los alimentos están sufriendo una prolongada
burbuja especulativa argumentando que la manipulación de esos mercados
está más allá de las posibilidades de los especuladores, y muestra el
paradójico efecto que tiene la especulación en futuros de alimentos de
Goldman Sachs y otros bancos de inversión, que en lugar de aumentar los
precios para pagos al contado, los bajan al disminuir el riesgo para los
agricultores.
A continuación aborda el problema del
cambio climático debido al aumento de gases invernadero y califica las
evidencias de aplastantes, y expresa su preocupación por cómo la
inestabilidad del clima repercutirá en el suministro de alimentos.
También desmonta las tesis de aquellos que lo achacan al mal tiempo en
ciertas partes del mundo.
Tiene en cuenta posibles factores
coyunturales que podrían hacer caer los precios de las materias primas,
sobre todo el posible pinchazo de la economía china (cuya probabilidad
estima para el próximo año en un 25%), o que el buen tiempo haga que
tengamos una cosecha extraordinariamente buena, lo que haría que los
inversores se retiraran durante un tiempo de estos productos, por las
elevadas pérdidas sufridas, por segunda vez, en sólo tres años.
Por último, hace unas reflexiones
sobre las implicaciones de este cambio de paradigma, como son el aumento
de valor de las tierras agrícolas y de los recursos en general, y hace
hincapié en un hecho trascendental, y es que lo que está ocurriendo
ahora no tiene nada que ver con la crisis del 73 o del 79, ya que
entonces el valor real que petróleo aportaba a la economía mundial
seguía siendo el mismo, a pesar de las subidas de precios, mientras que
ahora no, ya que las inversiones tendrán que desviarse de forma cada vez
mayor y menos productiva hacia los recursos naturales.
En el análisis de la posición de los
EEUU en este panorama, identifica, de forma estremecedora dos puntos
clave: mucha tierra cultivable y mucha agua. Algo, que si lo pensamos
bien, es brutal para los que piensan en claves hipertecnológicas y de
desmaterialización del PIB.
Otras ventajas que identifica son la
abundancia en carbón y la relativa abundancia en gas y petróleo y el
ser, paradójicamente, la sociedad que más recursos desperdicia, ya que
ello da mucho más margen para un ajuste perdiendo menos, a nivel
cualitativo. Opina que con mejoras en la eficiencia energética los EEUU
podrían incluso mantener un crecimiento en los próximos 20 años en el
entorno del 1.5 al 2%, identificando una tendencia a la caída en el uso
de la energía del 1,5% anual. También resulta obvio, aunque implícito,
que las perspectivas a partir de entonces serán cada vez peores.
Para el resto de países es mucho menos
optimista, aunque opina que los más eficientes a nivel energético, como
Japón, se verán más favorecidos. Los que tengan menos recursos y sean
más pobres serán, trágicamente, los peor parados.
Y asesta un último y terrible golpe a
la teoría de la ventaja comparativa de Ricardo, piedra angular de la
globalización, argumentando que si bien en un mundo de recursos
abundantes la globalización es un juego sólo con ganadores, en este
nuevo escenario se transforma en un amargo juego con ganadores y
perdedores, siendo los perdedores los más débiles.
En conclusión, el informe de Jeremy
Grantham, aunque duro, no deja de mostrar datos conocidos por muchas
personas fuera de los círculos oficiales, y para los que estamos de
acuerdo con sus conclusiones es al fin y al cabo una buena noticia, ya
que implica que las personas influyentes cada vez están más cerca de
asumir el cambio que ya tenemos encima, por lo que las posibilidades de
una transición lo más ordenada posible mejoran.
Para España, malas noticias. Somos un
país pobre en recursos, muy endeudado y poco productivo, lo que nos
sitúa en muy mal lugar. Si a eso le añadimos el gran problema político
que padecemos, y las más que evidentes carencias democráticas, el
panorama ciertamente es sombrío. Pero está en manos de los ciudadanos
españoles el presionar para que las cosas puedan cambiar. Esperemos que
así sea.
Juan Carlos Barba.
[ http://crashoil.blogspot.com, http://crashoil.blogspot.com.es/2011/05/peak-oil-peak-copper-peak-iron-peak.html, sábado, 14 de mayo de 2011]
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El cénit tecnológico
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El cénit tecnológico
Queridos lectores,
Juan Carlos me ha enviado este post sobre un tema que yo mismo hace tiempo quería desarrollar, pero él lo ha hecho con más gracia y elegancia de lo que yo sería capaz. El post que sigue desmiente por la vía de los hechos el mito del progreso en el que vive instalada esta sociedad; un artículo imprescindible, en suma.
Salu2,
AMT
El cénit tecnológico
Juan Carlos me ha enviado este post sobre un tema que yo mismo hace tiempo quería desarrollar, pero él lo ha hecho con más gracia y elegancia de lo que yo sería capaz. El post que sigue desmiente por la vía de los hechos el mito del progreso en el que vive instalada esta sociedad; un artículo imprescindible, en suma.
Salu2,
AMT
El Cénit Tecnológico
Imagen: inventos para mejorar la vida www.cincodias.com |
Un
tema polémico que siempre me ha llamado la atención es la exaltación
del progreso tecnológico a la categoría de tótem protector por una gran
parte de la sociedad moderna post-industrial. A la ciencia se recurre
como vía de salvación contra todos los retos a la que la humanidad se ve
sometida, no solamente para existir, sino para continuar
desarrollándose de forma exponencial. Las convicciones tecno-optimistas
habitualmente se confrontan con visiones del mundo menos ideales. Las
diversas corrientes poseen sus respectivos defensores y detractores.
Considero
totalmente legítimo alinearse con cualquiera de las corrientes que nos
presentan un determinado futuro. No hay inconveniente mientras procedan
del razonamiento individual y no de la propaganda y manipulación de
grupos de interés mediático y económico.
La corriente liderada por el científico Raymond Kurzweil nos
invita a la fe ciega en la ciencia para superar todos los límites del
ser humano. Según este movimiento, las tecnologías de la información y
la inteligencia artificial trascenderán nuestras posibilidades
biológicas de modos inimaginables. Kurzweil publicó el ensayo “La ley de
rendimientos acelerados” para explicar la evolución espectacular del
progreso tecnológico. En esa ley menciona otra ley, la de Moore, que
preconiza el crecimiento exponencial de la complejidad de los circuitos
integrados. Sin embargo recientes estudios ponen en cuestión la manida
ley de Moore por limitaciones físicas en la geometría interna de los microprocesadores y
el alto costo que implica la construcción de nuevas fábricas
especializadas, factores que pueden dejarla sin efecto. Len Jelinek,
director de iSuppli, cree que la regla de oro de los semiconductores
dejará de ser válida en el 2014.
Los
tecno-optimistas proponen que el ser humano está más predispuesto a
captar noticias negativas que positivas debido a un órgano de alerta
alojado en el interior de nuestro cerebro llamado amígdala, el cual nos
impulsa a ser más atentos hacia el peligro y por ese motivo tendemos al
pesimismo. Según ellos, percibimos de forma distorsionada la realidad ya
que nos aguarda un mundo de abundancia donde se resolverán los
problemas de energía, escasez de agua, educación y salud mundial. El
problema de la escasez de agua potable tiene solución con un aparato
potabilizador llamado slingshot, el problema de la energía se
solucionará con placas fotovoltaicas y el problema de salud y educación
global se solventará través de una gran red de miles de millones de
personas conectadas permanentemente a internet con smartphones.
La
corriente de pensamiento que rebate a Raymond Kurzweil proviene del
físico Jonathan Huebner. Este científico argumenta que las tasas de
innovaciones globales que se consideran importantes para los seres
humanos han ido disminuyendo en las últimas décadas, desde 1914, a
través de un análisis de patentes de Estados Unidos. Pretende demostrar
que el ritmo de innovación humana disminuye desde la revolución
industrial y se dirige a un límite de innovación muy baja.
Otra
gráfica en forma de campana de Gauss del mismo autor muestra la
evolución de las innovaciones tecnológicas desde 1453 mostrando el pico
de inventos a mediados del siglo XIX.
Huebner
extrae algunas conclusiones impactantes, por ejemplo, la tasa global de
innovación que se realiza en siete áreas de desarrollos tecnológicos
importantes coincide con el ritmo de innovación del año 1600. Es más
difícil para la población actual desarrollar nuevas tecnologías a pesar
de que existen tasas más altas en educación y una financiación masiva de
I + D. Huebner afirma que nos estamos acercando a edades oscuras, ya
que la tasa de innovación es la misma que en la Edad Media. El físico
norteamericano prevé una colisión inminente con los límites de la
tecnología mientras Theodore Modis, un analista de negocios, cree que el descenso será largo y lento.
En el libro de Tyler Cowen El gran estancamiento
(2011), sostiene que USA ha estado en una meseta económica desde 1973, y
una de las principales razones es la desaceleración de la innovación
tecnológica. Según este prestigioso economista estadounidense, ha
disminuido la producción de nuevos inventos. Sólo se aprecia un
perfeccionamiento tecnológico sobre grandes inventos de años
pretéritos. Internet nos ha traído a todos una mejora en diversión y
entretenimiento, pero no está claro cuál es su aporte al ingreso
agregado. Básicamente, hay un cambio de compras desde el universo off
line al on line, pero esto es sólo un reemplazo. Y no hay un aporte
grande por el lado del empleo. Facebook se maneja con 2.000
programadores, Twitter tiene 300 empleados, en cambio, General Motors
llegó a dar trabajo a 600.000 personas en los Estados Unidos. Charles
Jones, un economista que se dedicó a analizar las estadísticas del
incremento del PBI en distintas épocas, descubrió que un 80% del
crecimiento de los países desarrollados entre 1950 y 1983 se debió a las
nuevas aplicaciones de viejas ideas. Una cocina de los 70 hubiera
maravillado a una persona del 1900, pero si alguien de 1970 viaja al
futuro hasta la actualidad, la cocina le parecería vulgar.
Este
análisis reafirma mi hipótesis de que el notable crecimiento
demográfico mundial no trae consigo de forma proporcional una eclosión
de inventos. Lo que podría ser una ventaja surgida del crecimiento
imparable y acelerado de la población no se traduce en igual magnitud en
aparición de genios, ni de nuevas innovaciones.
Los
grandes inventos y descubrimientos de los siglos XIX y XX siguen
siendo la columna vertebral de la actual civilización: la teoría atómica
(1803), la locomotora (1825), el refrigerador (1834), el teléfono
(1876), la luz eléctrica y bombillas incandescentes (1879), el
automóvil y los motores de combustión(1886), los aviones de hélice
(1890), el cinematógrafo (1894), la estufa eléctrica (1896), la
televisión (1926), la penicilina (1928), el radar (1931), el motor de
turbina (1939), el transistor (1947), el microprocesador (1971) etc. en
todos estos artilugios, únicamente se ha mejorado la tecnología asociada
a ellos. Se perfeccionan pero no hay un salto cualitativo de la
invención humana como ocurrió en los dos siglos anteriores. Los
tecno-optimistas predijeron para el siglo XXI colonias en la Luna y
viajes a Marte y sólo tenemos como novedad redes sociales y juegos de
ordenador en 3D. Una trivialización del avance computacional ya que con
ordenadores menos potentes el hombre conquistó el espacio.
Coincido
con la tesis de Tyler Cowell, aparte de internet, las generaciones
nacidas a partir de la segunda mitad del siglo XX hemos contemplado
pocos inventos que puedan considerarse revolucionarios, la mayoría de
ellos relacionados con las tecnologías de la información. Es fácil
imaginar un mundo de fuerte desarrollo económico con enormes barcos de
transporte, camiones, aviones de carga, de pasajeros, agroindustrias,
grandes máquinas que extraen cuantiosas materias primas, fábricas de
procesamiento etc. al contrario, es difícil concebir un mundo con
crecimiento económico exponencial únicamente con internet,
nanotecnología, nuevos materiales, inteligencia artificial y
biotecnología. Las nuevas tecnologías han prosperado al cobijo de los
grandes descubrimientos e inventos de los siglos XIX y XX. Por tanto son
dependientes y accesorias.
Vivimos
en una civilización que posee una enorme capacidad agrícola e
industrial asegurada básicamente con petróleo, gas y carbón. Es
imposible que puedan evolucionar tecnologías prescindibles para la
supervivencia humana como la nanotecnología si no hay una
infraestructura lo suficientemente robusta que las ampare. Se da por
supuesto que no se resquebrajará la vigente infraestructura que cada
vez devora más energía, proporcionándonos una base de supervivencia
sólida, necesaria y cómoda que permite el desarrollo de nuevas
tecnologías.
Más
crecimiento no significa más bienestar. Lo comprobamos con el
incremento demográfico que en absoluto genera un aluvión de genios, más
bien este crecimiento exponencial nos obliga a gastar cada vez más
recursos en un mundo en el que ya empiezan a ser escasos. La tecnología
no es una religión a la cual debemos dirigir nuestros ruegos y
oraciones. Como en el sector de los combustibles fósiles, la tecnología
también ha tenido un cénit de producción.
Los tecno-optimistas utilizan los avances científicos como coartada perfecta para continuar proyectando el futuro de la singularidad
y aunque reconocen los graves problemas actuales, suelen subestimarlos
debido a la fuerza mística que la tecnología suscita en ellos, pues ven
en la ciencia y la tecnología herramientas invulnerables contra todos
los desafíos que enfrenta el hombre para perpetuar una sociedad compleja.
El tecno-optimismo es una visión utópica del porvenir llevada al
paroxismo con la sublime intención de fusionar al hombre con la máquina
como vía para alcanzar la inmortalidad.
Juan Carlos
Bibliografía
Vídeo de Peter Diamandis
Vídeo Tyler Cowen - The Great Stagnation
http://es.wikipedia.org/wiki/Ley_de_rendimientos_acelerados#Cr.C3.ADticas
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Prepárense para el «crash» financiero, petrolero y alimenticio de 2018
[ 15 15 15 aldizkaritik hartu diNadan informazio hontan finantzen, petrolioaren eta elikaduraren gutxi barrurako `crash´-az idazten diNK lehenik Insurgence Intelligence webgunean agertu huNan eta ondorenean Carlos Valmasedak gaztelerara itzuli diNan Nafeez Ahmed-en testua ]
Prepárense para el «crash» financiero, petrolero y alimenticio de 2018
Una nueva investigación científica plantea que el mundo se enfrenta a una inminente escasez de petróleo que disparará otra crisis financiera.
Un informe de HSBC muestra que, contrariamente a la narrativa convencional en la industria, incluso con la superabundancia de petróleo y gas no convencionales, la mayor parte de la producción mundial de petróleo ya ha llegado a su cénit y empieza a descender; mientras científicos oficiales europeos muestran que el valor de la energía producida por el petróleo ha disminuido a la mitad en apenas los primeros 15 años del siglo XXI.¿El resultado? Bienvenidos a una nueva era de recesión económica permanente dirigida por la dependencia actual de petróleo sucio, caro, difícil… a no ser que escojamos un camino completamente diferente.
El pasado septiembre algunos medios informaron de los descubrimientos contraintuitivos de un nuevo informe de investigación de HSBC sobre la oferta mundial de petróleo. Desgraciadamente, las verdaderas implicaciones del informe de HSBC fueron básicamente incomprendidas.
La nota de investigación de HSBC —preparada para clientes del banco internacional— descubrieron que, contrariamente a las preocupaciones sobre una oferta excesiva de petróleo y una demanda insuficiente, la situación era la opuesta: el suministro mundial de petróleo en los próximos años será insuficiente para mantener una demanda creciente.
Sin embargo, la plena e impresionante trascendencia del informe sobre la entrada permanente del mundo en una nueva era de declive petrolero mundial realmente nunca se llegó a explicar. El informe no solo iba contracorriente respecto a que la principal preocupación es el cénit de la demanda: reivindicaba lo que es rutinariamente vapuleado por las grandes petroleras como un mito, esto es, el cénit del petróleo (el pico máximo y posterior declive irreversible de la producción mundial de petróleo).
Radicado en Londres, HSBC es el sexto mayor banco mundial, con unos activos por valor de 2,67 billones de dólares. Así que cuando elabora un informe de investigación para sus clientes sería sensato prestarle atención y ver qué podemos aprender.
Entre los descubirmientos más impactantes se encuentra que “el 81% de la producción total de líquidos está ya en declive.”
Entre 2016 y 2020 la producción de los países que no son miembros de la OPEP será plana debido a la disminución en la producción de petróleo convencional, aunque la OPEP continuará aumentando la producción modestamente. Esto significa que en 2017 la capacidad ociosa disponible podría ser tan escasa como un 1% de la demanda global de petróleo.
Esto aumenta el riesgo de un gran shock en el suministro de petróleo mundial alrededor de 2018 que podría “afectar significativamente a los precios”.
El informe afirma llanamente que el cénit de demanda (la idea que la demanda dejará de crecer dejando al mundo inundado por un suministro demasiado grande), aunque ciertamente es un problema relevante dados los acuerdos sobre el cambio climático y las tendencias rompedoras en tecnologías alternativas, no es el reto más inminente:
Este último, conviene destacar, ha defendido consistentemente durante muchos años un escenario de cénit global del petróleo. El informe de HSBC confirma la exactitud de este escenario, y muestra que los datos de la AIE lo respaldan.
El ritmo y la naturaleza de los nuevos descubrimientos de petróleo ha disminuido dramáticamente en las últimas décadas, alcanzando niveles casi insignificantes a escala mundial, dice el informe. Compárese esto con la advertencia del informe de que solo para mantener la producción plana frente a un aumento del ritmo de disminución, el mundo necesitará añadir la producción equivalente de cuatro Arabías Saudíes para 2040. La producción norteamericana, a pesar de seguir siendo la más prometedora desde el punto de vista de su potencial, simplemente no será capaz de llenar este vacío.
Business Insider, el Telegraph y otros medios que cubrieron el informe el pasado año reconocieron la brecha en la oferta, pero no clarificaron adecuadamente que los devastadores hallazgos de HSBC básicamente pronostican una escasez a largo plazo de petróleo barato debido al pico del petróleo global, de 2018 a 2040.
El informe revisa la manera en que se enfoca el concepto de cénit del petróleo. Más que preverlo como un suceso global único, el informe usa un enfoque desagregado centrándose en regiones y productores específicos. Según este análisis, el 81% del suministro mundial de petróleo ha llegado al cénit en la producción así que ahora está en el “post-cénit”.
Si se usa una definición más estricta, la cantidad de petróleo global que ha llegado a su pico es un 64%. Pero en cualquier caso, bastante más de la mitad del suministro global de petróleo procede de campos maduros y en declive cuya producción está inexorable e irreversiblemente disminuyendo:
El informe de HSBC defiende la posición de que los precios tendrán que subir en última instancia, porque la caída en la inversión debido a la disminución de la rentabilidad en la actual superabundancia hará que la contracción del suministro sea inevitable. Una perforación mejor y más eficiente crea superabundancia ahora, pero también acelera el agotamiento, lo que significa que precios más bajos y superabundancia de petróleo hoy son precursores de precios más altos y contracción de la oferta mañana.
Hay otra posibilidad que podría suponer que los precios no suban como pronostica HSBC. En este escenario, la economía sigue siendo demasiado débil para permitirse una subida del precio del petróleo. La demanda de petróleo sigue baja porque la actividad económica sigue tibia, mientras consumidores e inversores siguen buscando fuentes de energía alternativas a los combustibles fósiles. En ese caso, la misma inercia del debilitamiento de la economía anticiparía el escenario de HSBC, y la industria seguiría expulsándose del mercado ella sola lentamente debido a la rentabilidad menguante.
En primer lugar, las puntas de precios del petróleo tendrían un efecto recesivo inmediato sobre la economía mundial al amplificar la inflación, y llevarían a costes más altos de la actividad social en todos los niveles, conducidos por unos costes energéticos subyacentes más altos.
En segundo lugar, aunque las puntas puedan devolver a algunas compañías petroleras a una potencial rentabilidad, esos precios más altos llevarán a los incentivos en el consumo a una transición a tecnologías de energías renovables más baratas, como la solar y la eólica, que ya se están convirtiendo en competitivas en costes respecto a los combustibles fósiles. [Nota del editor] Esto significa que una retracción petrolera global podría terminar teniendo un gran impacto sobre la demanda continuada de petróleo, a medida que las crisis gemelas del cénit del petróleo y del cénit de la demanda terminen intensificándose e interactuando de maneras desconocidas.
Una nueva investigación científica realizada por un equipo de científicos oficiales europeos, publicada por el web Arxiv de la Universidad de Cornell en octubre de 2016 advierte de que la economía mundial ha entrado en una nueva era de crecimiento lento y en declive. Esto es así porque el valor de la energía que se puede producir a partir de los recursos de combustibles fósiles mundiales se reduce inexorablemente.
El estudio —actualmente bajo revisión en una revista académica— fue escrito por Francesco Meneguzzo, Rosaria Ciriminna, Lorenzo Albanese y Mario Pagliaro, quienes llevaron a cabo colectivamente una investigación sobre cambio climático, energía, física y ciencia de los materiales en el Consejo Nacional de Investigación italiano (CNR) —la agencia gubernamental para la investigación científica de Italia más importante.
Según HSBC, los precios del petróleo es probable que suban y se estabilicen durante algún tiempo en torno a los 75 dólares por barril debido al declive a largo plazo en la producción en relación a una demanda persistente. Pero los científicos italianos han descubierto que sigue siendo demasiado alto para evitar desestabilizar los efectos recesivos sobre la economía.
El estudio italiano ofrece un nuevo modelo que combina “la dinámica de competencia entre la población y el crecimiento económico y la oferta de petróleo y el precio”, con una visión para evaluar las consecuencias a corto plazo para el crecimiento económico global. [Nota del editor] Los datos de los últimos 40 años muestran que durante las recesiones económicas el precio del petróleo llega a un tope de 60 dólares por barril, pero durante el crecimiento económico sigue por debajo de los 40 dólares el barril. Esto significa que los precios por encima de 60 dólares inevitablemente inducirán una recesión.
Los científicos concluyen, por tanto, que para evitar la recesión “el precio del petróleo no debería exceder un umbral situado en algún punto entre los 40 dólares por barril y los 50 dólares, o posiblemente aún más bajo”.
En un sentido más amplio, los científicos muestran que hay una correlación directa entre el crecimiento global de la población, el crecimiento económico y el consumo total de energía. A medida que este último ha crecido ininterrumpidamente ha dado energía literalmente al crecimiento de la riqueza global.
Pero incluso así, el estudio descubre que el mundo está experimentando…
Esto significa que, en conjunto, a pesar de que la producción total de líquidos aumente, como el valor de la energía que esta genera está disminuyendo, simultáneamente los costes totales de extracción están aumentando.
Esto está actuando como un freno geofísico al el crecimiento económico global. Y significa que cuanto más siga la economía siendo dependiente de los combustibles fósiles, más atada estará la economía al impacto recesivo del declive global de la energía neta:
En una entrevista, el autor principal Dr. Francesco Meneguzzo explicaba que:
En una trayectoria BAU (Business As Usual, que las cosas sigan como siempre), la economía puede que literalmente no se recupere nunca —a no ser que efectúe una transición a una nueva fuente de energía verdaderamente viable que pueda sustituir al petróleo.
“Para evitar que el precio [del petróleo] que se puede permitir la economía global caiga por debajo del coste de extracción, que la deuda se esté apilando (pidiendo prestado al futuro) se convierte en una necesidad, pero es un simple truco para ganar algún tiempo mientras confiamos en que algo positivo ocurra”, dijo Meneguzzo. “La realidad es que la deuda, básicamente un sustituto del petróleo, no sirve para producir riqueza real, como muestra por ejemplo el declive del valor de la industria sumado como porcentaje del PIB”.
¿Dónde terminará esto?
HSBC cree que tras 2018 esto se va a manifestar no simplemente en un shock global de la oferta, sino en un mundo en el que los combustibles fósiles baratos y de alta calidad serán cada vez más difíciles de encontrar.
No tenemos que aceptar este pronóstico dogmáticamente: el mercado de petróleo post-cénit, que HSBC confirma que ya existe, puede funcionar de forma diferente a lo que nadie puede fácilmente pronosticar.
Pero si el pronóstico de HSBC es exacto, esto es lo que puede significar. Un posible escenario es que para 2018 o poco después, el mundo se enfrentará a una convergencia similar de crisis globales a las que sucedieron una década antes.
En este escenario, las subidas del precio del petróleo tienen un efecto recesivo que desestabiliza la burbuja de deuda global que durante algunos años ha sido más alta que los niveles pre-crash de 2008, ahora en una cifra récord de 152 billones.
En 2008, los shocks en el precio del petróleo jugaron un papel clave en la creación de condiciones económicas pre-crisis para el consumo en las que los aumentos de los costes de la vida ayudaron a disparar incumplimientos de deuda en los mercados de la vivienda, que rápidamente entraron en una espiral descontrolada.
En 2008, o poco después, la convergencia de las crisis económica y energética llevaron a una subida de los alimentos, regenerando los contornos de la triple crisis que vimos asolar al mundo de 2008 a 2011, de cuyos debilitantes impactos todavía tenemos que recuperarnos.
2018 será probablemente el año de la crisis por otra razón. El 1 de enero de 2018 es la fecha en la que toda una nueva cohorte de regulaciones van a ser aplicadas, lo que “limitará la capacidad de los bancos para prestar y dará pie para que solo avancen dinero a los mejores solicitantes de préstamos, lo que podría acelerar las bancarrotas en todo el mundo”, según Bloomberg. Otras normas que se pondrán en marcha obligarán a los bancos a usar sus propias medidas internacionales de evaluación de riesgos para el comercio de derivados.
Irónicamente, la introducción de una regulación igual de bien intencionada en enero de 2008 (mediante Basilea II) creó las condiciones de base para la ruptura de la arquitectura financiera mundial, haciéndola vulnerable al colapso bancario de ese año.
De hecho, dos años antes, en julio de 2006, el Dr. David Martin, un experto en finanzas globales, proféticamente pronosticó que Basilea II interactuaría con la burbuja de la deuda para convertir un colapso de la burbuja inmobiliaria en una conflagración financiera global.
Justo un mes después del aviso profético, un antiguo alto oficial del Pentágono con acceso de alto nivel y amplio rango al establishment militar, de inteligencia y financiero me dijo que era inminente un colapso bancario global, y ocurriría probablemente en 2008.
Mi fuente insistió en que el suceso estaba vinculado con el cénit de la producción convencional de petróleo dos años antes (lo que según el antiguo científico jefe del gobierno inglés Sir David King de hecho se produjo alrededor de 2005, aunque la producción de petróleo y gas no convencional ha compensado el declive hasta ahora).
Habiendo esbozado por primera mi aviso de un colapso bancario global en 2008 en agosto de 2006, rearticulé el aviso en noviembre de 2007, citando la previsión del Dr. Martin y mi propio sistema de análisis más amplio en una conferencia en el Imperial College de Londres. En esa conferencia predije específicamente que una crisis bancaria desencadenada por la vivienda se desataría en el contexto de la nueva era de combustibles fósiles caros.
Lo dije entonces y lo digo ahora.
En algún momento después de enero de 2018 vemos la probabilidad de una nueva convergencia de crisis en los sistemas energético, económico y alimentario similar a lo que ocurrió en 2008.
A la postre, podría estar equivocado. El crash podría no producirse exactamente en 2018. Podría ser más tarde. O podría dispararse por alguna otra cosa, algo inesperado, que el modelo esbozado aquí no capta.
El objetivo de un pronóstico no es tener razón, sino imaginar un escenario potencial basado en los datos disponibles al que uno se pueda razonablemente preparar; y ajustar el modelo a la luz de nuevos datos.
Tenga lugar o no un crash en la forma precisa expuesta aquí, lo que está claro a partir de las nuevas investigaciones es que la economía es muy vulnerable a las crisis financieras por razones de las que los economistas convencionales no hablan: razones relacionadas con el sistema energético del que la economía es básicamente dependiente.
Hoy, se supone que debemos creer tranquilamente que la economía está en recuperación, cuando de hecho está simplemente en un periodo de transición en un cambio de fase sistémico global fundamental en el que se está desvelando progresivamente la insostenibilidad de las estructuras industriales dominantes.
La verdad es que los ciclos de crisis económica extendida son sintomáticos de un proceso sistémico global más profundo.
Una forma en la que podemos prepararnos para el siguiente crash es reconocerlo abiertamente como lo que es: un síntoma de un fallo de sistema global, y por tanto de la inevitable transición a un futuro postcarbono postcapitalista.
El futuro en el que estamos entrando simplemente no funciona de la manera a la que estamos acostumbrados.
Las normas de la vieja era industrial para la agonizante era de superabundancia energética y tecnológica deben ser reescritas para una nueva era más allá de los combustibles fósiles, más allá del crecimiento ilimitado a cualquier coste medioambiental, más allá de las finanzas dirigidas por la deuda.
Este año nos podemos preparar para el resurgimiento tras ese 2018 de convergencia de crisis plantando semillas —por pequeñas que sean— para ese futuro en nuestras propias vidas, y con aquellos a nuestro alrededor, desde nuestras familias a nuestras comunidades y sociedades más amplias.
Publicado por INSURGENCE INTELLIGENCE, un proyecto de periodismo de investigación de financiación colectiva para los comunes globales. Apóyenos para seguir excavando donde otros tienen miedo de caminar.
En cuanto al paper de Francesco Meneguzzo et al., advierte Pedro Prieto contra “los cantos de sirena de calcular las rentabilidades y costes de las modernas renovables en euros o dólares por kWh” y añade lo siguiente:
Un informe de HSBC muestra que, contrariamente a la narrativa convencional en la industria, incluso con la superabundancia de petróleo y gas no convencionales, la mayor parte de la producción mundial de petróleo ya ha llegado a su cénit y empieza a descender; mientras científicos oficiales europeos muestran que el valor de la energía producida por el petróleo ha disminuido a la mitad en apenas los primeros 15 años del siglo XXI.¿El resultado? Bienvenidos a una nueva era de recesión económica permanente dirigida por la dependencia actual de petróleo sucio, caro, difícil… a no ser que escojamos un camino completamente diferente.
El pasado septiembre algunos medios informaron de los descubrimientos contraintuitivos de un nuevo informe de investigación de HSBC sobre la oferta mundial de petróleo. Desgraciadamente, las verdaderas implicaciones del informe de HSBC fueron básicamente incomprendidas.
La nota de investigación de HSBC —preparada para clientes del banco internacional— descubrieron que, contrariamente a las preocupaciones sobre una oferta excesiva de petróleo y una demanda insuficiente, la situación era la opuesta: el suministro mundial de petróleo en los próximos años será insuficiente para mantener una demanda creciente.
Sin embargo, la plena e impresionante trascendencia del informe sobre la entrada permanente del mundo en una nueva era de declive petrolero mundial realmente nunca se llegó a explicar. El informe no solo iba contracorriente respecto a que la principal preocupación es el cénit de la demanda: reivindicaba lo que es rutinariamente vapuleado por las grandes petroleras como un mito, esto es, el cénit del petróleo (el pico máximo y posterior declive irreversible de la producción mundial de petróleo).
El informe de HSBC que usted debe leer (¡ahora!)
INSURGE intelligence obtuvo una copia del informe en diciembre de 2016 y por primera vez publicamos en exclusiva el informe completo por su interés público: Informe de HSBC sobre el pico del petróleo.Radicado en Londres, HSBC es el sexto mayor banco mundial, con unos activos por valor de 2,67 billones de dólares. Así que cuando elabora un informe de investigación para sus clientes sería sensato prestarle atención y ver qué podemos aprender.
Entre los descubirmientos más impactantes se encuentra que “el 81% de la producción total de líquidos está ya en declive.”
Entre 2016 y 2020 la producción de los países que no son miembros de la OPEP será plana debido a la disminución en la producción de petróleo convencional, aunque la OPEP continuará aumentando la producción modestamente. Esto significa que en 2017 la capacidad ociosa disponible podría ser tan escasa como un 1% de la demanda global de petróleo.
Esto aumenta el riesgo de un gran shock en el suministro de petróleo mundial alrededor de 2018 que podría “afectar significativamente a los precios”.
El informe afirma llanamente que el cénit de demanda (la idea que la demanda dejará de crecer dejando al mundo inundado por un suministro demasiado grande), aunque ciertamente es un problema relevante dados los acuerdos sobre el cambio climático y las tendencias rompedoras en tecnologías alternativas, no es el reto más inminente:
“Aun en un mundo de crecimiento más lento de la demanda de petróleo, creemos que el mayor reto a largo plazo es compensar el declive en la producción de los campos maduros. La escala de este problema es tal que desde nuestro punto de vista ciertamente bien se podría dar una reducción del suministro global algún tiempo antes de que, siendo realistas, veamos un cénit de la demanda global”.En la actual sobreabundancia del suministro gracias a la producción no convencional creciente, la caída de los precios del petróleo ha dañado la rentabilidad de la industria y ha llevado a importantes recortes en nuevas inversiones en la producción. Esto, dice HSBC, agravará la probabilidad de una reducción de la oferta global de petróleo desde 2018 en adelante.
¿Alguien tiene por ahí cuatro Arabias Saudíes?
El informe de HSBC examina dos principales conjuntos de datos, el de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) y el Programa de Sistemas de Energía Global de la Universidad de Uppsala en Suecia.Este último, conviene destacar, ha defendido consistentemente durante muchos años un escenario de cénit global del petróleo. El informe de HSBC confirma la exactitud de este escenario, y muestra que los datos de la AIE lo respaldan.
El ritmo y la naturaleza de los nuevos descubrimientos de petróleo ha disminuido dramáticamente en las últimas décadas, alcanzando niveles casi insignificantes a escala mundial, dice el informe. Compárese esto con la advertencia del informe de que solo para mantener la producción plana frente a un aumento del ritmo de disminución, el mundo necesitará añadir la producción equivalente de cuatro Arabías Saudíes para 2040. La producción norteamericana, a pesar de seguir siendo la más prometedora desde el punto de vista de su potencial, simplemente no será capaz de llenar este vacío.
Business Insider, el Telegraph y otros medios que cubrieron el informe el pasado año reconocieron la brecha en la oferta, pero no clarificaron adecuadamente que los devastadores hallazgos de HSBC básicamente pronostican una escasez a largo plazo de petróleo barato debido al pico del petróleo global, de 2018 a 2040.
El informe revisa la manera en que se enfoca el concepto de cénit del petróleo. Más que preverlo como un suceso global único, el informe usa un enfoque desagregado centrándose en regiones y productores específicos. Según este análisis, el 81% del suministro mundial de petróleo ha llegado al cénit en la producción así que ahora está en el “post-cénit”.
Si se usa una definición más estricta, la cantidad de petróleo global que ha llegado a su pico es un 64%. Pero en cualquier caso, bastante más de la mitad del suministro global de petróleo procede de campos maduros y en declive cuya producción está inexorable e irreversiblemente disminuyendo:
“si suponemos una tasa de disminución del 5% anual en una oferta global post-cénit de 74 mbd (millones de barriles diarios) —lo que no es en absoluto algo exagerado desde nuestro punto de vista— esto supondría una caída del suministro post-cénit de cerca de 38 mbd para 2030 y de cerca de 52 mbd en 2040. En otras palabras, el mundo necesitaría encontrar más de cuatro veces el tamaño de Arabia Saudí solo para mantener el suministro plano, antes de que el crecimiento de la demanda se tenga en cuenta.”Lo que es peor es que cuando se tiene en cuenta el crecimiento de la demanda —y el informe indica que hasta las proyecciones más conservadoras prevén un crecimiento de la demanda mundial de petróleo para 2040 de más de 8 mbd por encima de la de 2015— entonces se necesitaría más petróleo para llenar la brecha de suministro que viene. Pero con los nuevos descubrimientos en su punto más bajo y disminuyendo, la conclusión es que el petróleo simplemente nunca llenará esta brecha.
La innovación tecnológica acentúa el problema
Las muy cacareadas mejoras en los ritmos de perforación y la eficiencia no mejorarán las cosas porque solo acelerarán la producción a corto plazo, agotando por tanto las reservas existentes. En este caso, concluye el informe:“…las técnicas que retrasan el declive solo están enmascarando lo que podrían ser tasas más altas de disminución en el futuro”.Esto no significa que el pico de la demanda deba ser desestimado como una preocupación importante. Como me dijo para mi anterior artículo en VICE Michael Bradshaw, profesor de energía global en la Escuela de negocios Sloan de la Universidad de Warwick,cualquier regreso a precios más altos de petróleo tendrá grandes consecuencias económicas.
El informe de HSBC defiende la posición de que los precios tendrán que subir en última instancia, porque la caída en la inversión debido a la disminución de la rentabilidad en la actual superabundancia hará que la contracción del suministro sea inevitable. Una perforación mejor y más eficiente crea superabundancia ahora, pero también acelera el agotamiento, lo que significa que precios más bajos y superabundancia de petróleo hoy son precursores de precios más altos y contracción de la oferta mañana.
Hay otra posibilidad que podría suponer que los precios no suban como pronostica HSBC. En este escenario, la economía sigue siendo demasiado débil para permitirse una subida del precio del petróleo. La demanda de petróleo sigue baja porque la actividad económica sigue tibia, mientras consumidores e inversores siguen buscando fuentes de energía alternativas a los combustibles fósiles. En ese caso, la misma inercia del debilitamiento de la economía anticiparía el escenario de HSBC, y la industria seguiría expulsándose del mercado ella sola lentamente debido a la rentabilidad menguante.
Puntas de precios, recesión económica
Pero, ¿qué sucede si el pronóstico de HSBC sobre la oferta es correcto?En primer lugar, las puntas de precios del petróleo tendrían un efecto recesivo inmediato sobre la economía mundial al amplificar la inflación, y llevarían a costes más altos de la actividad social en todos los niveles, conducidos por unos costes energéticos subyacentes más altos.
En segundo lugar, aunque las puntas puedan devolver a algunas compañías petroleras a una potencial rentabilidad, esos precios más altos llevarán a los incentivos en el consumo a una transición a tecnologías de energías renovables más baratas, como la solar y la eólica, que ya se están convirtiendo en competitivas en costes respecto a los combustibles fósiles. [Nota del editor] Esto significa que una retracción petrolera global podría terminar teniendo un gran impacto sobre la demanda continuada de petróleo, a medida que las crisis gemelas del cénit del petróleo y del cénit de la demanda terminen intensificándose e interactuando de maneras desconocidas.
La desaparición de los combustibles fósiles
Las predicciones específicas del informe de HSBC sobre la oferta y la demanda global de petróleo, que pueden o no resultar precisas, son parte una historia más amplia de declive de la energía neta global.Una nueva investigación científica realizada por un equipo de científicos oficiales europeos, publicada por el web Arxiv de la Universidad de Cornell en octubre de 2016 advierte de que la economía mundial ha entrado en una nueva era de crecimiento lento y en declive. Esto es así porque el valor de la energía que se puede producir a partir de los recursos de combustibles fósiles mundiales se reduce inexorablemente.
El estudio —actualmente bajo revisión en una revista académica— fue escrito por Francesco Meneguzzo, Rosaria Ciriminna, Lorenzo Albanese y Mario Pagliaro, quienes llevaron a cabo colectivamente una investigación sobre cambio climático, energía, física y ciencia de los materiales en el Consejo Nacional de Investigación italiano (CNR) —la agencia gubernamental para la investigación científica de Italia más importante.
Según HSBC, los precios del petróleo es probable que suban y se estabilicen durante algún tiempo en torno a los 75 dólares por barril debido al declive a largo plazo en la producción en relación a una demanda persistente. Pero los científicos italianos han descubierto que sigue siendo demasiado alto para evitar desestabilizar los efectos recesivos sobre la economía.
El estudio italiano ofrece un nuevo modelo que combina “la dinámica de competencia entre la población y el crecimiento económico y la oferta de petróleo y el precio”, con una visión para evaluar las consecuencias a corto plazo para el crecimiento económico global. [Nota del editor] Los datos de los últimos 40 años muestran que durante las recesiones económicas el precio del petróleo llega a un tope de 60 dólares por barril, pero durante el crecimiento económico sigue por debajo de los 40 dólares el barril. Esto significa que los precios por encima de 60 dólares inevitablemente inducirán una recesión.
Los científicos concluyen, por tanto, que para evitar la recesión “el precio del petróleo no debería exceder un umbral situado en algún punto entre los 40 dólares por barril y los 50 dólares, o posiblemente aún más bajo”.
En un sentido más amplio, los científicos muestran que hay una correlación directa entre el crecimiento global de la población, el crecimiento económico y el consumo total de energía. A medida que este último ha crecido ininterrumpidamente ha dado energía literalmente al crecimiento de la riqueza global.
Pero incluso así, el estudio descubre que el mundo está experimentando…
“…unas TREs [Tasas de Retorno Energético] promedio en disminución para todos los combustibles fósiles; con la TRE del petróleo habiéndose reducido a la mitad en el breve curso de los primeros 15 años del siglo XXI”.La TRE es el valor total de energía que un recurso puede generar, calculada comparando la cantidad de energía extraída con la cantidad de energía utilizada para conseguir su extracción.
Esto significa que, en conjunto, a pesar de que la producción total de líquidos aumente, como el valor de la energía que esta genera está disminuyendo, simultáneamente los costes totales de extracción están aumentando.
Esto está actuando como un freno geofísico al el crecimiento económico global. Y significa que cuanto más siga la economía siendo dependiente de los combustibles fósiles, más atada estará la economía al impacto recesivo del declive global de la energía neta:
“La oportunidad de un crecimiento económico futuro que se acompase con la actual trayectoria de la población humana está intrínsecamente ligada a la amplia y creciente disponibilidad de fuentes de energía muy concentradas que disfruten de una amplia aplicabilidad en usos finales de energía”.El problema es que desde los 80 la parte proporcional del petróleo en el mix global de energía ha disminuido. Para compensar esto, el crecimiento económico ha tenido que depender cada vez más de inteligentes instrumentos financieros basados en deuda: en efecto, el mundo está pidiendo prestado al futuro para mantener nuestros actuales niveles de consumo.
En una entrevista, el autor principal Dr. Francesco Meneguzzo explicaba que:
“El petróleo convencional mundial llegó a su cénit alrededor del año 2005. Todo el aumento de la oferta siguiente se debió a la explotación de petróleo no convencional y, desde 2009, básicamente al petróleo ligero de rocas compactas de los EEUU, que a su vez llegó a su cénit alrededor de marzo de 2015”.Lo que parece ser aún más importante, en cualquier caso, es el hecho de que la oferta global de petróleo no ha conseguido mantener el ritmo del aumento del consumo total de energía, cuyo crecimiento natural requiere que sea aproximadamente proporcional al aumento de la población, llevando a una disminución de la parte proporcional del petróleo en el mix energético. Mientras los gobiernos luchaban por alimentar sus economías con un suministro de energía creciente, otras fuentes han reemplazado progresivamente al petróleo en el mix energético, como el carbón en China. Pero ninguna otra fuente convencional ha demostrado ser un sustituto válido para el petróleo y de ahí la necesidad de la deuda para reemplazar la parte del petróleo que se desvanece”.
En una trayectoria BAU (Business As Usual, que las cosas sigan como siempre), la economía puede que literalmente no se recupere nunca —a no ser que efectúe una transición a una nueva fuente de energía verdaderamente viable que pueda sustituir al petróleo.
“Para evitar que el precio [del petróleo] que se puede permitir la economía global caiga por debajo del coste de extracción, que la deuda se esté apilando (pidiendo prestado al futuro) se convierte en una necesidad, pero es un simple truco para ganar algún tiempo mientras confiamos en que algo positivo ocurra”, dijo Meneguzzo. “La realidad es que la deuda, básicamente un sustituto del petróleo, no sirve para producir riqueza real, como muestra por ejemplo el declive del valor de la industria sumado como porcentaje del PIB”.
¿Dónde terminará esto?
“Recientemente, la deuda ha empezado a disminuir, básicamente porque no ha conseguido generar riqueza real. Suponiendo que no haya una transición significativa (y rápida) a una energía renovable, el crecimiento económico solo puede deteriorarse más y más”.Básicamente esto significa, añade Meneguzzo, “deslocalizar industrias a economías que usen fuentes de energía locales, más baratas y más sucias (como el carbón en China) así como salarios más bajos, una demanda agregada doméstica cada vez más baja y alimentar una espiral descendente de deflación y/o deuda”. ¿Hay alguna salida? No con la actual trayectoria: “A menos que se use inmediatamente la deuda para explotar fuentes renovables de energía a escala masiva, junto con accesorios como un almacenamiento que las haga tan capaces como el petróleo, parecen inevitables los desarreglos sociales y políticos, incluso antes de un crash económico”.
Convergencia de crisis
Visto en este contexto científico más amplio, el informe sobre la oferta global de petróleo del HSBC proporciona una confirmación realmente impresionante de que, en su mayor parte, la producción global de petróleo está ya en el post-cénit. Esto es claramente incontrovertible y derivado de datos validados por la industria.HSBC cree que tras 2018 esto se va a manifestar no simplemente en un shock global de la oferta, sino en un mundo en el que los combustibles fósiles baratos y de alta calidad serán cada vez más difíciles de encontrar.
No tenemos que aceptar este pronóstico dogmáticamente: el mercado de petróleo post-cénit, que HSBC confirma que ya existe, puede funcionar de forma diferente a lo que nadie puede fácilmente pronosticar.
Pero si el pronóstico de HSBC es exacto, esto es lo que puede significar. Un posible escenario es que para 2018 o poco después, el mundo se enfrentará a una convergencia similar de crisis globales a las que sucedieron una década antes.
En este escenario, las subidas del precio del petróleo tienen un efecto recesivo que desestabiliza la burbuja de deuda global que durante algunos años ha sido más alta que los niveles pre-crash de 2008, ahora en una cifra récord de 152 billones.
En 2008, los shocks en el precio del petróleo jugaron un papel clave en la creación de condiciones económicas pre-crisis para el consumo en las que los aumentos de los costes de la vida ayudaron a disparar incumplimientos de deuda en los mercados de la vivienda, que rápidamente entraron en una espiral descontrolada.
En 2008, o poco después, la convergencia de las crisis económica y energética llevaron a una subida de los alimentos, regenerando los contornos de la triple crisis que vimos asolar al mundo de 2008 a 2011, de cuyos debilitantes impactos todavía tenemos que recuperarnos.
2018 será probablemente el año de la crisis por otra razón. El 1 de enero de 2018 es la fecha en la que toda una nueva cohorte de regulaciones van a ser aplicadas, lo que “limitará la capacidad de los bancos para prestar y dará pie para que solo avancen dinero a los mejores solicitantes de préstamos, lo que podría acelerar las bancarrotas en todo el mundo”, según Bloomberg. Otras normas que se pondrán en marcha obligarán a los bancos a usar sus propias medidas internacionales de evaluación de riesgos para el comercio de derivados.
Irónicamente, la introducción de una regulación igual de bien intencionada en enero de 2008 (mediante Basilea II) creó las condiciones de base para la ruptura de la arquitectura financiera mundial, haciéndola vulnerable al colapso bancario de ese año.
De hecho, dos años antes, en julio de 2006, el Dr. David Martin, un experto en finanzas globales, proféticamente pronosticó que Basilea II interactuaría con la burbuja de la deuda para convertir un colapso de la burbuja inmobiliaria en una conflagración financiera global.
Justo un mes después del aviso profético, un antiguo alto oficial del Pentágono con acceso de alto nivel y amplio rango al establishment militar, de inteligencia y financiero me dijo que era inminente un colapso bancario global, y ocurriría probablemente en 2008.
Mi fuente insistió en que el suceso estaba vinculado con el cénit de la producción convencional de petróleo dos años antes (lo que según el antiguo científico jefe del gobierno inglés Sir David King de hecho se produjo alrededor de 2005, aunque la producción de petróleo y gas no convencional ha compensado el declive hasta ahora).
Habiendo esbozado por primera mi aviso de un colapso bancario global en 2008 en agosto de 2006, rearticulé el aviso en noviembre de 2007, citando la previsión del Dr. Martin y mi propio sistema de análisis más amplio en una conferencia en el Imperial College de Londres. En esa conferencia predije específicamente que una crisis bancaria desencadenada por la vivienda se desataría en el contexto de la nueva era de combustibles fósiles caros.
Lo dije entonces y lo digo ahora.
En algún momento después de enero de 2018 vemos la probabilidad de una nueva convergencia de crisis en los sistemas energético, económico y alimentario similar a lo que ocurrió en 2008.
A la postre, podría estar equivocado. El crash podría no producirse exactamente en 2018. Podría ser más tarde. O podría dispararse por alguna otra cosa, algo inesperado, que el modelo esbozado aquí no capta.
El objetivo de un pronóstico no es tener razón, sino imaginar un escenario potencial basado en los datos disponibles al que uno se pueda razonablemente preparar; y ajustar el modelo a la luz de nuevos datos.
Tenga lugar o no un crash en la forma precisa expuesta aquí, lo que está claro a partir de las nuevas investigaciones es que la economía es muy vulnerable a las crisis financieras por razones de las que los economistas convencionales no hablan: razones relacionadas con el sistema energético del que la economía es básicamente dependiente.
Hoy, se supone que debemos creer tranquilamente que la economía está en recuperación, cuando de hecho está simplemente en un periodo de transición en un cambio de fase sistémico global fundamental en el que se está desvelando progresivamente la insostenibilidad de las estructuras industriales dominantes.
La verdad es que los ciclos de crisis económica extendida son sintomáticos de un proceso sistémico global más profundo.
Una forma en la que podemos prepararnos para el siguiente crash es reconocerlo abiertamente como lo que es: un síntoma de un fallo de sistema global, y por tanto de la inevitable transición a un futuro postcarbono postcapitalista.
El futuro en el que estamos entrando simplemente no funciona de la manera a la que estamos acostumbrados.
Las normas de la vieja era industrial para la agonizante era de superabundancia energética y tecnológica deben ser reescritas para una nueva era más allá de los combustibles fósiles, más allá del crecimiento ilimitado a cualquier coste medioambiental, más allá de las finanzas dirigidas por la deuda.
Este año nos podemos preparar para el resurgimiento tras ese 2018 de convergencia de crisis plantando semillas —por pequeñas que sean— para ese futuro en nuestras propias vidas, y con aquellos a nuestro alrededor, desde nuestras familias a nuestras comunidades y sociedades más amplias.
Publicado por INSURGENCE INTELLIGENCE, un proyecto de periodismo de investigación de financiación colectiva para los comunes globales. Apóyenos para seguir excavando donde otros tienen miedo de caminar.
Nota de los editores
Al respecto de uno de los estudios citados por el autor, algunos miembros de nuestro Consejo de Redacción han expresado importantes reservas. Concretamente nos referimos a la validez del estudio italiano y su cálculo de pérdida de TRE.En cuanto al paper de Francesco Meneguzzo et al., advierte Pedro Prieto contra “los cantos de sirena de calcular las rentabilidades y costes de las modernas renovables en euros o dólares por kWh” y añade lo siguiente:
1. En primer lugar, me temo que no son precisamente pioneros en identificar las dinámicas del precio del petróleo con el crecimiento económico y los aumentos de los costes de extracción, ni siquiera en relación con la población. Otros como Arthur Bermann, Tadeusz Patzek, David Hughes, Gail Tverberg, etc. así como muchos miembros de ASPO han investigado antes sobre el asunto.Y añade:
2. Sus análisis y referencias sobre la situación del mercado mundial del petróleo están bien traídas, pero de una primera lectura hasta ese punto no deduzco cómo han podido deducir en sus conclusiones finales que la TRE (EROI) del petróleo ha caído a la mitad en los últimos 15 años, aunque es natural que vaya decayendo y seguramente con cierta rapidez a medida que el shale ha aumentado su cuota, al menos hasta el año pasado.
3. Admiten que el gas tendrá difícil compensar el declive del petróleo y el carbón. También admiten el próximo declive del uranio, obviamente basándose en fuentes alternativas, pronósticos que son relativamente fáciles de compartir, aunque muchos científicos franceses siguen negando el cenit del uranio en tan corto plazo como la segunda mitad de esta década.
4. Pero luego, entran en una sorprendente y fácil aceptación de que las modernas renovables ya muestran índices económicos (supongo se refieren al precio teórico en $/kWh resultantes de ciertos análisis) que las hacen comparables al petróleo, gas natural y al carbón. En concreto citan a las centrales termosolares (CSP, por sus siglas más conocidas en inglés, aunque ellos las llaman High Temperature Solar Thermal o ST), a la eólica en tierra (curiosamente no a la eólica marina), a la solar fotovoltaica y a la pequeña hidroeléctrica.
Sus conclusiones a mi juicio, poco o nada fundamentadas en algo que no sean citas ajenas poco sólidas, son muy erróneas. La TRE (EROI) del petróleo cayendo a la mitad sin especificar el cálculo. La solar FV nada menos que duplicando la TRE/EROI desde 2010 […] con una simple cita de Görig et al. Para, después de anunciar el descenso a los infiernos de la TRE del petróleo en 15 años y la subida a los cielos de la TRE solar FV en 6 años y concluir que si Alemania e Italia han realizado una transición tan rápida, esto seguirá generalizándose hasta que lleguen a la vuelta de la esquina el CO2 enzimático y los polímeros carbohidratados de alta densidad. Loas a la bendición solar y punto final.
El pico del carbón
El pico del carbón
Se habla mucho del pico del petróleo o peak oil pero del carbón se piensa que hay para siglos o incluso que cuando se acabe el petróleo vendrá al rescate y a sustituir el petróleo faltante. Sin embargo, como siempre suele ser, la realidad no es tan bonita ni tan de color de rosa sino más bien del color del carbón.
¿Se ha producido ya el pico del carbón?
Se habla mucho de que con el petróleo ya se ha extraído la mitad de las reservas y por tanto estamos atravesando su pico de producción, además la mitad que queda es de mucho peor acceso (aguas profundas, zonas polares, fracking, etc) y de mucha peor calidad (arenas asfálticas, petróleos superpesados) con el carbón sucede lo mismo aunque en este caso no se habla de la inminente llegada del pico del carbón porque se supone que hay reservas abundantes.
Pero quizá es menos conocido que igual que en el caso del petróleo, el carbón que queda es de peor calidad y menos accesible. Pero no sólo eso, si hasta ahora el carbón ha sido fácilmente accesible, esto ha sido en parte gracias a un petróleo abundante y barato. Con el petróleo escaseando muchas minas de carbón dejarán de ser económicamente rentables.
En 2013 se pensaba que el imparable ascenso de la producción de carbón venía a sustituir al petróleo e incluso se hablaba de que en 2016 el carbón sería la fuente de energía más utilizada por delante del petróleo que llevaba más de una década perdiendo peso en el mix energético.
Esta era la gráfica que mostraba la Agencia Internacional de la Energía AIE en 2013 comparada con una similar pero con datos hasta 2014.
Era la típica predicción de la tiza: tomo una tiza y alargo la gráfica ascendente con lo que predigo que la producción aumentará indefinidamente.
Pero no ha sido así. Con el declive del petróleo ha comenzado también el declive del carbón. La producción de petróleo más bien ha aumentado, pero como explicaré después han aumentado los barriles extraídos, no los julios o los vatios por hora. Todavía es pronto para ver si esta tendencia (del carbón) es definitiva además este declive más que a la falta de reservas obedece a caídas en la demanda por varios motivos, los principales serían una menor demanda mundial por la crisis (provocada a su vez por la escasez de energía), un consumo más favorable hacia el gas natural procedente del fracking en EEUU en detrimento del carbón y un menor crecimiento de China que es el mayor consumidor de carbón del mundo. Por otra parte es previsible que la producción de petróleo y gas desciendan ya en 2015 y en el 2016 actual, pues los bajos precios del petróleo (paradojas de la economía) están obligando a cerrar muchos pozos.
Si dividimos las reservas de carbón entre la producción anual vemos que el pico teórico estaría lejos (a unos 55 años vista) pero como digo, las toneladas no son lo mismo que los julios por tonelada, y la situación geopolítica o geoeconómica no parece muy propicia al aumento en el consumo del carbón sino más bien a su disminución con lo que tal vez ya podamos hablar de un pico del carbón rebasado (inducido por el pico del petróleo) en este caso como siempre, las reservas no son determinantes pues da igual cuanto carbón quede sin extraer si su extracción no es rentable económicamente (cuesta más extraer una tonelada de carbón que la energía que luego obtendremos de ella [tasa de retorno energético TRE]). Por ejemplo no existe comercio de lignito por que transportarlo ya consumiría más energía de la que produce.
Según los datos de producción mundial de carbón, el pico se produjo en 2013 con 3961,4 Mtoe equivalentes de Carbón producidas mundialmente, en 2014 la producción cayó a 3933,5 Mtoe lo que representa una disminución del 0,7 % cuando en la última década crecía a un 3,9 % de media y no parece que en 2015 se haya superado ni lo vaya a hacer en 2016 (habrá que esperar a los datos del informe de BP de Junio )
En cualquier caso, el momento del pico es poco relevante, lo realmente importante es que el carbón no parece un sustituto fiable del petróleo a largo plazo por varios motivos:
Porque la extracción rentable del carbón depende de la disponibilidad de petróleo barato porque las reservas que quedan contienen carbón de peor calidad (contenido energético) que el carbón ya quemado.
Porque las reservas que quedan están más lejos o a mayor profundidad y cuesta más energía extraerlas.
Porque si el consumo de carbón fue superado por el petróleo fue precisamente porque este es mucho más versátil, contiene más energía por unidad de masa y volumen y porque es más fácil de manejar.
Todos estos problemas hacen del carbón un combustible utilizable pero mucho menos eficiente que el petróleo, por lo que sus reservas abundantes nos dan una falsa sensación de seguridad energética que tal vez no sea tal.
El pico fantasma del petróleo
Por otra parte respecto al petróleo hablo como si ya se hubiese producido el pico del petróleo justo ahora que su producción es máxima y los precios están por los suelos. Pero no hay paradoja, precisamente el pico es eso. El momento de máxima producción, por tanto sólo se podrá ver por el retrovisor, es decir si a partir de ahora la producción disminuye.
La ley de la oferta y la demanda de la economía dice que cuanto más abundante es un bien más barato es este, y viceversa. El problema es que el precio del petróleo se mide con la cantidad que está almacenada y disponible en los depósitos de superficie pero nunca con las reservas que hay en el subsuelo. La relativa abundancia de petróleo en superficie procedente del fracking ha tirado hacia abajo los precios a pesar de que las reservas bajo tierra son siempre cada vez menores, de peor calidad y más difícilmente extraíbles, así que cuando se acabe esta distorsión en los precios por el fracking el pico del petróleo se mostrará con toda su crudeza justo cuando el gas y el carbón ya no puedan venir al rescate.
Productos no estandarizados
Tendemos a pensar en el petróleo y el carbón como productos industriales que cotizan en el mercado y mueven la economía y es cierto, pero muchas veces se nos olvida que son productos naturales. Si, naturales y no lo digo por otra cosa sino porque tendemos a estandarizarlos como al resto de productos industriales y los contamos por toneladas o barriles sin darnos cuenta que cada tonelada de carbón es diferente y por tanto tiene un poder calorífico diferente y cada barril de petróleo es diferente también. Y no sólo eso, sino que la energía o el esfuerzo para extraer cada tonelada de carbón o cada barril de petróleo también han sido diferentes.
Así que la cuestión no consiste en contabilizar barriles de petróleo o toneladas de carbón, lo económicamente correcto sería contabilizar los julios producibles por estas sustancias y además descontarle los julios invertidos en extraerlas de la naturaleza. La cosa no es fácil, pero con el nuevo paradigma del Big Data tampoco se me antoja imposible.
Bien, el caso es que no es lo mismo un barril de petróleo ligero de Arabia Saudita que casi ha brotado a la superficie de forma espontánea (esto era antes como en los pozos de petróleo de Texas de las películas) y que contiene una gran cantidad de energía contenida en sus cadenas ligeras de hidrocarburos, que un barril de petróleo superpesado de arenas asfálticas de Canadá con largas cadenas de hidrocarburos que apenas pueden proporcionar una fracción de energía que el barril anterior y además hay que escavar y depurar con grandes costos energéticos para obtenerlo. Pues con el carbón es si cabe peor aún. No es lo mismo una tonelada a flor de suelo de antracita que tener que escavar miles de metros bajo tierra con grandes esfuerzos para obtener una tonelada de lignito de baja calidad.
Poder calorífico de los distintos tipos de carbón, PCI significa poder calorífico inferior y PCS poder calorífico superior. |
Por tanto, aunque las gráficas de producción que miden toneladas y barriles parezcan ascender en el caso del petróleo y descienden ya en el caso del carbón, seguramente los julios producibles por esas cantidades sean sensiblemente menores que los que producían unas cantidades equivalentes hace unos pocos años. El pico de los combustibles fósiles se visualizaría mucho mejor si nos pusieran las gráficas en julios.
El pico del carbón de China.
Esta gráfica representa la mitad del mundo del carbón (China) pues este país representa aproximadamente el 50 % de la producción y el consumo mundiales de carbón. Donde se puede ver un ascenso muy importante y su posterior frenazo y declive.
En la gráfica se aprecia cómo la producción está cayendo más que el consumo lo cual hace ver que la disminución del consumo no es voluntaria por motivos medioambientales o de otro tipo, además China se ve obligada a importar carbón. Más bien parece que la producción ya no da más de sí y sobre todo el parón de las exportaciones debido a un menor crecimiento económico en el resto del mundo.
Si atendemos a las reservas de carbón de China de 114.500 Millones de toneladas repartidas aproximadamente a partes iguales entre carbones de alta calidad y de baja calidad, con una producción anual que en 2014 representó el 12,8 % de sus reservas, estas se agotarían totalmente en unos 30 años por lo que no es descabellado pensar que China haya rebasado ya ampliamente su pico particular del carbón y con ella el mundo entero pues China es la Arabia Saudita del carbón.
Ya en su informe del año pasado la AIE mostraba esta gráfica de la supuesta demanda de carbón mundial hasta 2040 en la que se aprecia claramente la llegada a un máximo de la demanda pero para satisfacer el modelo BAU (Bussiness As Usual [negocios como de costumbre]) no se atrevieron a hacerla descender.
Tomada de crashoil.blogspot.com.es |
Para justificar esta gráfica presentaron esta otra de abajo de la producción prevista en la que se aprecia claramente el pico del carbón actual eso sí, tapando lo que falta con tinta de otros colores.
Tomada de crashoil.blogspot.com.es
Brown son minas actuales expandidas
Green son minas aún por desarrollar y abrir.
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Un caso más de la predicción de la tiza, en este caso con colorines. No lo vean muy negro.
[ https://lastrescrisis.blogspot.com , https://lastrescrisis.blogspot.com.es/2016/05/pico-del-carbon.HTML , sábado, 7 de mayo de 2016 ]
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